Retornando despues de las vacaciones...

Se terminaban las clases en el colegio, después de rendir todos los exámenes respectivos de fin de año muchos de los estudiantes viajan a la ciudad de Lima en busca de algún trabajo eventual y agenciarse de algún dinero que luego servirá para financiar los gastos del nuevo año como el uniforme los zapatos o  útiles que serán requeridos y ayudar así a la economía familiar.

Rudy emprende el viaje que lo lleva a la capital y llega a casa de su hermano mayor días antes de navidad, no es la primera vez que lo hace así que no le llama la atención la gran ciudad sabe que después de las fiestas de navidad y de fin de año tendrá que ir en busca de los conocidos de la distribuidora de lácteos “UPA” donde el verano anterior trabajo como ayudante de camión repartidor de las botellas de leche.

Durante los meses de Enero y Febrero trabaja arduamente logrando obtener un ahorro que le sirve para comprarse un nuevo uniforme y para mostrar la diferencia en el colegio adquirió el de la marca “TEXORO”, anhelo de muchos de los estudiantes en vestir una de esa marca por ser el de mejor calidad, la textura de su tela y la conservación de sus líneas hacen la admiración principalmente las compañeras.

Se están terminando las vacaciones y es momento de iniciar el retorno pues son ya los primeros días de marzo siempre hace el viaje de regreso a Chimbote en la empresa de transportes NORANDINO embarcándose en su agencia principal la partida esta programa para las 10 de la noche.

 A llegado la noche de viaje y en la espera de poder abordar el bus en una de las bancas de la agencia nota la llegada de dos jovencitas muy agraciadas ellas elegantemente vestidas con ropa de moda del verano que ya termina acompañada por un familiar algo mayor que no dejaba de recomendarles el cuidado que deben de tener sobre todo para cuando lleguen a la estación de Chimbote donde los cacos están al acecho y ellas tengan que adquirir el pasaje para abordar el tren con destino a Yungaypampa, llevan dos maletas que están algo pesadas que tendrán que trasladarlo hasta el almacén de equipajes para que lo embarquen en el vagón de carga.

Rudy, que vive los momentos que le da la vida con la adrenalina del  adolecente enamorado de la belleza femenina se ha impresionado con la llegada de las jóvenes, no deja de observarlas, en silencio sigue los movimientos de ellas esperando la hora de abordar el ómnibus. Pasan los minutos y escucha una vos que dice en los parlantes de la agencia:

- Los pasajeros de las 10 de la noche con destino a Chimbote sirvan abordar el bus por la puerta de N°5”

Aviso que lo pone en alerta, alista su equipaje para ser depositado en la bodega del vehículo y luego sube en busca del número del asiento que indica su boleto, lo ubica y se instala no sin antes de lanzar una mirada para estar al tanto del que ocuparan las bellas adolecentes logrando verlas que está a un par de filas mas adelante muy cerca de donde él se encontraba.

Han partido y recorren las calles de la capital cruzando lentamente la ciudad hasta llegar a la panamericana norte donde emprenden el viaje a mayor velocidad dejando las calles iluminadas hasta entrar en la penumbra de la noche que es alumbrado de rato en rato por las luces de los vehículos que a esa hora transitan también por esta vía en ambos sentidos.

El controlador verifica los boletos de viaje y una vez que todo está en orden se apagan las luces del salón del bus, es momento de tratar de descansar pues el viaje será bastante largo pero propicio para que Rudy se ponga a idear la forma de entablar alguna conversación con ella no bien se presente la oportunidad para poder hacerlo.

Transcurre las primeras horas de viaje en una monotonía que solo es interrumpida cuando se escucha el comentario de los pasajeros que a lo lejos ven las luces de alguna ciudad que se acercan y pronto cruzaran, están a la expectativa por si se detenga el bus para adquirir alguna fruta o gaseosa que los vendedores ofrecen.   

Después de unas tres horas Rudy recuerda que en la ruta de viaje el bus hace una parada en un restaurant de la carretera para que los pasajeros puedan bajar a beber algo, ir al baño o simplemente para estirar las piernas, piensa que esta será la oportunidad de poder intentar hacer alguna conversación a las adolescentes. En medio de la oscuridad de la noche a lo lejos se divisa las luces de una próxima ciudad se pone en alerta pues cree que es la indicada. Después de algún recorrido efectivamente el bus se aparta de la vía e ingresa a un canchón donde se detiene, el controlador enciende las luces del salón y avisa que harán una parada de unos 20 minutos pide a los pasajeros que deseen bajar lo hagan sin ningún problema, esto es aprovechado por muchos de ellos para bajar, Rudy es uno de los primeros en hacerlo y se ubica en un lugar estratégico suponiendo que por allí podría acercarse a ellas que seguramente también bajaran se pone ansioso en la espera transcurren algunos minutos y ve con cierta tristeza que sus deseos no se cumplen, no le queda más que volver a subir en busca de su asiento no sin antes de dar una mirada con disimulo como diciéndole: “porque no bajaron si las  estaba esperando nenas”.

Rudy que hacía gestos y movimientos para llamar la atención de ellas recuerda que siempre le decían en casa que cuando él era aún bebe su mama lo llevaba a escenificación de las obras teatrales que con motivo de las fiestas de navidad se hacían para representar al niño dios pues su piel rosada y “bastante agraciado es el nene” que era el comentario de las mamas lo hacían ser el elegido entre los demás. Se preguntaba si acaso no se habían fijado en “este colorao de ojos claros” que viaja junto a ellas.

El piloto se posiciona en su asiento de conductor pregunta si todo está en orden para poder partir y cuando obtiene una respuesta afirmativa por parte del copiloto reinicia el viaje, Rudy resignado  cierra los ojos para tratar de dormir un poco porque sabe que no habrá otra parada más hasta llegar a Chimbote.

El cansancio rinde las ansias de entablar amistad con las bellas compañeras de viaje quedándose dormido el resto del recorrido. Ha transcurrido ya varias horas y por una maniobra brusca del bus abre los ojos viendo que la noche va quedando atrás y las primeras luces del amanecer está llegando ya, se pregunta si están cerca de Chimbote, respuesta que es resuelta cuando al escuchar el comentario de los pasajeros y entre ellas la de las jovencitas que también van preocupadas porque el viaje en el bus se está terminando al ir acercándose a la estación del tren y tendrán que comprar los boletos de viaje con destino a Huallanca se oye las recomendaciones que se hacen unos y otros para no descuidarse de nada, saben que esta ciudad es peligrosa más aun cuando se lleva varios equipaje hay que trasladarlos y hacer los trámites para depositados en el almacén de la estación para ser embarcado en el vagón de carga, deben de tener los ojos bien abiertos por la presencia de gente de mal vivir confundidos entre los numerosos pasajeros que hacen los trámites para viajar en el tren. Se sabe que muchos de ellos han sido sorprendidos hábilmente por esto tipos haciéndose pasar por conocidos, mientras que sus cómplices se encargan de despojarles algunas de sus pertenencias.

Llega el bus a la explanada de la estación en la Av. José Gálvez es momento de descender Rudy  alista su maletín de viaje, baja a la espera de que de que le entreguen su maleta al pie del bus cerca de la bodega piensa que puede ser la oportunidad que tanto ha esperado para entablar alguna conversación con ellas.

En la agencia de Lima se percató que viajan con dos maletas de regular tamaño además de un maletín de viaje y el estará presto como buen caballero a ayudarlas en el traslado hacia la puerta de ingreso a la estación.

Las circunstancias del momento se dan en la espera que el ayudante hace en identificar el equipaje de cada pasajero, ve que es propicia la oportunidad para iniciar un dialogo pues los tiene al lado y  dice:

-  Parece que llegamos a tiempo no falta mucho para la partida del tren, ¿Viajan solas señoritas?

-  ¿Por qué? Pregunta una de ellas y muy seria

-  Ah pues es peligroso el lugar y tienen dos maletas que trasladar a la estación debe de tener cuidado.

-  Sí, sabemos cuidarnos no se te preocupes porque no es la primera vez que lo hacemos siempre viajamos, le contesta con bastante seriedad respuesta que no lo amilana y prosigue

-  ¿hasta dónde van?

-  A Yungaypampa le contesta ya con un poco de complacencia

-  Qué bien, le dice yo también viajo hacia allá si Uds. quiere le ayudo con sus maletas hasta la estación…

Entre ellas se miran, seguramente se dicen “aprovechemos que haga el trabajo de trasladar las maletas” que en otras ocasiones contrataban a algún estibador para hacer esa labor

-  Bueno si deseas pero creo que pesan mejor buscamos un cargador

-  No, no se preocupen yo lo llevo, dijo rápidamente

Acto seguido se puso a cargarlas sin importándole cuan pesadas las sintió al levantarlas que lo hizo sonrojar por el esfuerzo hecho pero tenía que seguir adelante, para poder estar junto a ellas.

Llegaron hasta la oficina de embarque, busca un lugar para ubicar las maletas que las sostenía con mucha dificultad ya, pues las fuerzas lo estaban abandonando, sintiendo un gran alivio cuando llegaron y las puso en el piso casi en forma brusca,  “ uf un poco más y las suelto en el camino” se dijo en silencio.

-  Tenemos que comprar los boletos ahora  y se preguntan ellas ¿Vas tú o yo?

-  Interviene rápidamente él y les sugiriere que se encargaría de comprarles sus boletos para el viaje en tanto ellas se queden cuidando las maletas. Le responde una de ellas:

-  Creo que ya nos ayudaste bastante por lo que quedamos muy agradecidas pero…..

-  No se preocupen somos de la misma zona y estoy para ayudarlas, son muy bellas Uds. creo que necesitan de un caballero que las acompañe. Y prosigue:

-  A todo esto no me he presentado me llamo Rudy  ¿Uds.?

-  A verdad no, soy Antonella y mi hermana es Paola

-  ¿y hasta dónde van?

-  A La Pampa le contestan

-  ¿La Pampa?  sorprendido

-  Si a La Pampa

Rudy enseguida recuerda que las pampinas son muy bellas pues él siempre iba a La Pampa llevando los porongos de leche que producían las vacas de su Papá en Pacatqui para su venta y siempre paraba enamorado de la belleza de las pampinas.

-  ¿Son de allí?

-  No, no somos de allí, sino ahí trabaja mi padre que es profesor vamos a visitarlo antes que empiecen las clases del colegio.  Somos de Sihuas y estudiamos allí.

-  Oh que bien pues yo viajo a Corongo, también vuelvo para el colegio entonces creo que nos podemos acompañar

-  Hum.. creo que si contesta Paola

-  Hay que adquirir los pasajes, yo me encargo de eso dice Rudy  entrando ya como en confianza

-  Creo que si contesta Paola

Antonella abre su cartera y le entrega un billete para la compra sus pasajes pidiéndole que adquiera para viajar en el de primera clase, es decir en el vagón de lujo. Terminada de recibir la indicación se preocupa un poco él, nunca había viajado en ese vagón siempre lo hacía en el de segunda no tiene otra salida que adquirir una en primera clase para él también, no importa cuánto le cueste el viajar junto a ellas.

Se acerca a la ventanilla de venta de pasajes de viaje pide tres boletos, ve que el precio que tiene que cancelar triplica el que  normalmente adquiría para el vagón de segunda, paga y retorna en busca de ellas para juntos depositar las maletas en el almacén del vagón de carga, tramite que realizan apresuradamente pues queda muy poco tiempo para la hora de partida del tren que ya está siendo abordado por los pasajeros en la rampa de embarque de la vía férrea.

Despreocupado hasta ese instante tratando de mostrarse lo más servicial posible con ellas esperaba ingresar al vagón, cuando de un momento a otro el embelesado Rudy recuerda que se estaba olvidando de un encargo que le había hecho su madre para cuando esté en Chimbote al regreso de Lima, tenía que comprar un par de pescados secos que con repetidas recomendaciones le encargo:

-  Traes pescado seco para preparar la causa que tanto le gusta a tu padre comer con las yucas de Pacatqui.

Palabras que repentinamente las recuerda como si tuviese a su madre allí, haciéndole cambiar la fisonomía de la cara que hasta es instante por enamorado había olvidado “tengo que correr al mercado que está al frente de la estación” piensa rápidamente, “huy me queda poco tiempo pero tengo que hacerlo antes que el tren parta”.

Antonella  que se había dado cuenta del repentino cambio de actitud de Rudy le pregunta si le pasaba algo que le preocupa a  que le responde que no, no es nada grave y les pide que aborden el vagón en que viajaran comentándole algo sonrojado que se acababa de acordarse de un encargo:

-  Tengo que ir al mercado en su busca, les dice

-  Pero si ya va a partir el tren  dice Antonella y ya no hay….

Rudy se abría paso ya entre la gente, actitud que sorprende a ellas que le llegan a decir casi gritando que no queda mucho tiempo para la partida recomendación que apenas escucha porque salía ya raudamente en busca del pedido de mama.

En el gran reloj del área de embarque marca las 7:30 am  Rudy sabe que el tren parte a las 7:45 en punto y los primeros toques de pito de la locomotora da como advertencia a los pasajeros se dejan escuchar, esto lo pone más nervioso y apura el paso en busca del bendito pescado seco en el mercado modelo pero antes de llegar hasta allí, tiene que cruzar la transitada avenida José Gálvez teniendo que sortear a los vehículos que a esa hora de la mañana congestionan esta vía, ingresa raudamente en busca del puesto de venta de este producto de mar y a la primera que encuentra solicita que le vendan dos pescados grandes, pide que lo empaqueten bien porque será llevado a la sierra, por la premura que muestra en su actitud la vendedora lo embala apresuradamente con papel de bolsa de azúcar, se lo entrega y sale a toda prisa en busca del ingreso a la estación logrando entrar con el encargo de mama a la rampa de embarque que alcanza con bastante dificultad por la cantidad de pasajeros retrasados que pugnan por abordar el tren también, ubica la entrada del vagón de primera clase y con el paquete en la mano ingresa en busca de “sus” chicas, observando que ya se encontraba instaladas cómodamente en sus asientos, siente los primeros tirones que el vagón hace cuando el tren comienza a ponerse en marcha escuchándose más toques de pito de la locomotora como aviso que está partiendo y de despedida también de todos los que se quedan en la estación, muchos de ellos con las manos levantada hacen el adiós a los familiares que allí van,  los viajeros responden también del mismo modo por las ventanillas de los coches de pasajeros.

Rudy todavía agitado por el esfuerzo hecho trata de tranquilizarse un poco, tambaleándose acomoda el paquete en la canastilla de equipajes del vagón que se encontraba ocupado con maletines de mano de los pasajeros, muchos de ellos ingenieros y técnicos  que allí viajaban seguro a cumplir sus funciones en la hidroeléctrica del Cañón del pato. Luego se instala en el asiento numerado de su boleto de viaje, al otro lado del vagón pero a la misma altura de las bellas adolecentes.

Observa  que este vagón está lleno de pasajeros exclusivos, con ropa de buena calidad, muchos de ellos son turistas extranjeros que van a conocer el hermoso callejón de Huaylas,  llamada la “Suiza peruana”. Las conversaciones en el idioma ingles de la pareja que están en el asiento posterior  despierta su atención pero por la fluidez con que se comunican no logra entender la conversación salvo algunas palabras básicas que aprendió en el curso del colegio.  

Rudy se acomoda en el asiento pullman, sintiendo inmediatamente la suavidad y confort que este ofrece, pero sin dejar de observar a las señoritas, piensa que al estar allí cerca de ellas hace que el lujo de este vagón pase inadvertido para él.

Chimbote primer puerto pesquero del mundo caracterizado por el intenso olor a pescado en el ambiente traído por las corrientes de aire desde las fábricas pesqueras que allí se asientan como principal actividad económica, es la ciudad de mayor ajetreo y prosperidad comercial de esta región ancashina.

El rodar de las ruedas del vagón origina un ruido característico en el  que se balancea en cada paso por los pequeños desniveles o curvas que pasan en su recorrido por las diferentes zonas de la ciudad que lentamente dejan, van llegando las campiñas cual manto verde de sus sembríos de algodón se comienzan a observar desde la marcha del tren, que parecen interminables y que a lo lejos se puede mirar en esta mañana a un pequeño avión volar a baja por altura encima de las inmensas plantaciones que las bellas jovencitas miran con curiosidad preguntándose qué es lo que hace esa aeronave en vuelos rasantes, Rudy que había estado en silencio pero atento ve que es la oportunidad de intervenir, se acerca al asiento de ellas y les comenta que el pequeño avión estaba fumigando las plantas de algodón para prevenir las plagas que las afectan en su desarrollo.

La mañana comienza a mostrar su esplendor con un hermoso sol radiante en el cielo despejado en el horizonte y que a lo lejos muestran pequeños poblados asentados entre los sembríos cruzados por un gran canal que traslada el agua del caudaloso rio Santa para irrigar las inmensas plantaciones cuyos surcos son abiertos por tractores agrícolas que con sus inmensas ruedas se distinguen allá en la lejanía, haciendo que el viaje sea entretenido en esta parte del trayecto.

Disfrutando del viaje atento y sonriente con las adolescentes ve que por la puerta delantera ingresa una señorita de uniforme azul oscuro arrastrando un pequeño coche, ofreciendo desayuno a los pasajeros en cada uno de los asientos sirviéndoles sus pedidos en el tablero que está incorporado entre los asientos del vagón que acondiciona y sirve como mesita para estos casos. Este servicio está incluido en el pasaje.

Después de haber disfrutado el desayuno, Rudy quedo insatisfecho porque fue algo simple, piensa en satisfacer su apetito en la estación de Tablones donde se hace una parada y suben los vendedores a ofrecer sus productos como las riquísimas papas rellenas despachadas en papel manteca o la causa de pescado envuelto y sancochados en hojas de plátano delicias que se disfruta con la mano sin cubiertos y que nunca deja de saborear en sus viajes.

De rato en rato se levanta de su asiento y se acerca a ellas para comentar a las adolescentes las ocurrencias del trayecto como guía de turismo indicando los lugares que están pasando o el que están por llegar. Este viaje será inolvidable para él, si logra conquistar a una de las adolescentes piensa él y está dispuesto en lograrlo de alguna manera.

El tren avanza raudamente en constante marcha devorando kilómetros de vía férrea. En el vagón de lujo hace su ingreso por la puerta delantera el inspector-controlador de viaje un fornido personaje de uniforme plomo oscuro y quepí de ferroviario verificando que todo esté en orden, consulta a medida que avanza por el pasadizo si algún pasajero tiene alguna observación que hacer cuando de pronto se levanta el señor del asiento que comparte con Rudy y le pide que verifique en la canastilla de equipaje diciéndole que hay un paquete con un olor muy fuerte colocado entre sus bolsos que lo está incomodando y dirige la mirada hacia donde lo señalan, Rudy que sabe lo que es y había olvidado de revisar si iba bien se pone algo nervioso, el inspector  estira las manos y jala el paquete con algo de fuerza porque estaba aprisionado, rompiendo la envoltura del mismo y ve con asombro que contenía dos piezas de pescado seco y exclama con molestia

-    ¿Se puede saber de quién es esto?

Rudy rojo de vergüenza quería desaparecer en ese instante, los pasajeros que se encuentran a su alrededor se escandalizan también y el titubeando logra emitir algunas palabras

-    Son… Son mío señor

-    ¿Oiga jovencito con quien viaja Ud.?

-    Este, solo señor….

-    Dígame Ud. ¿no sabe acaso que en este vagón no puede llevar paquetes que contengan piezas perecibles?

Antonella y Paola alertadas por el escándalo suscitado observaban en silencio el incidente sorprendidas también porque no tuvieron la oportunidad de preguntarle que llevaba Rudy en el paquete que misteriosamente salió en busca, en la estación de Chimbote antes de embarcarse, de haberlo sabido seguro que le habrían recomendado que lo deposite en el coche de carga.

El servicial y galante adolecente titubeaba cada palabra por querer justificar el error cometido y la vergüenza de ser increpado delante de ellas era mayúsculo que no atinaba a pronunciar palabra alguna en esos instantes, el inspector le dice

-    Recoja los pescados que voy en busca de una bolsa para embalarlo y lo embarcare en el vagón de carga en la estación de Tablones hasta ¿Dónde va?

Rudy rojo como un tomate logra pronunciar con voz temblorosa y apenas audible dice

-    A Yungaypampa señor

-    Bien allá me buscas para entregártelo

El placentero y feliz viaje hasta hacia poco tiempo, ha sido alterado desanimado y desmoralizado queda en silencio en su asiento con la mirada pérdida en el caudaloso rio Santa no tiene el valor de dar una mirada hacia donde se encuentran ellas en busca de una pequeña sonrisa que le vuelva el ánimo perdido por el desgraciado incidente vivido.     

Llegan a la estación de Tablones por la ventana observa el ajetreo que se forma allí abajo por los bulliciosos vendedores que con su productos en la mano los ofrecen a los pasajeros, Rudy no se anima a comprar nada, ha perdido el apetito por tremenda vergüenza pasada, se pregunta porque no parte el tren ya, la parada le parece interminable, hasta que por fin escucha con cierta inquietud los toques de pito de la locomotora como aviso a que va a empezar la marcha.

El lento recorrido rio arriba del ferrocarril se ha vuelto monótono, las montañas se estrechan en el cauce del rio, la locomotora va dejando su estela de humo negro en cada bocanada que expulsa en intervalos constantes por la potencia aplicada a la locomotora por el maquinista para poder superar la gradiente en ascenso de la vía férrea, pues están entrando ya a las bases de las montañas de nuestra la serranía ancashina y que con inmensas quebradas que bajan de las alturas terminan siempre su desembocadura en el rio Santa, paisaje que le es familiar pero no le devuelve aun la tranquilidad para olvidar el episodio vivido, quiere que el tiempo de viaje pase rápidamente y llegar a Yungaypampa, pintoresca y cálida estación de techos de calamina y casas de adobe que sirve de parada momentánea a los viajeros que llegan desde Pomabamba, Sihuas o Corongo para tomar el tren con destino a la costa o los que llegan de la misma para dirigirse a ellas en ómnibus multicolores construidos especialmente para sus estrechas carreteras afirmadas que diariamente recorren llevando también las mercancías que son el sustento económico de estos pueblos. Espera descender e ir en busca del ómnibus de Corongo y olvidar todo lo sucedido.

Han llegado a Yungaypampa baja rápidamente para ir en busca del inspector para pedirle el paquete con los pescados que le había incautado y luego tendrá que pedirle al chofer del ómnibus que lo suba a la canastilla del techo del mismo donde viajan las maletas y equipajes de los pasajeros, también piensa pedirle a Anselmo ayudante del vehículo que es su amigo, de viajar con él en el techo porque Antonella y Paola viajaran también en el mismo ómnibus hasta la Pampa. Recuerda que no es la primera vez que lo haga así pues ya había viajado de Corongo a Yungaypampa en otras oportunidades, disfrutando del aire fresco que chocan con las mejillas del rostro y también de la libertad de disfrutar con el paisaje de las montañas como si estuvieras al aire libre y si el día es de sol radiante y cielo azul, se verán hasta el brillo de algunas estrellas en el horizonte.

El reloj de la estación marca las 12.30 del día todos los que viajaran con destino a Corongo están instalados ya, Rudy trepa por la escalerilla en la parte posterior hacia la canastilla de equipajes del techo y busca un lugar para acomodarse entre los equipajes lugar que no se moverá hasta después que hayan pasado por la Pampa destino de las adolescentes que seguramente las observara tristeza cuando desciendan ellas con la coquetería juvenil de su belleza y sea el último momento de estar junto a ellas. El ómnibus dejará las zonas templadas, cruzará el puente del rio Rupaj y seguirá trepando lentamente por la culebrilla trecho de rocas pétreas y en su lento asenso encontrara a Colcabamba, Aticara y en las ultimas curvas de ida y  vuelta de los zigzag asomará al Mirador entonces sentirá ya el aire fresco y frio de su querido Corongo que le servirá de refugio para olvidar los malos recuerdos.  

La adolescencia es bella y se vive intensamente en cada momento que nos da la vida, pero también nos puede jugar algunas pasadas que servirán de experiencia para el futuro que seguramente nunca se podrá olvidar y que  volverán a la memoria como un recuerdo imborrable.


Rudy Olivera Garay


Por Samuel Nieves Reyes

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1 Comments

  1. Muy buenos los recuerdos... Han salido "momentos y circunstancias" impregnadas; sólo faltaba removerlos... Muy Bien sigan con esos relatos, son parte de la filosofía de los pueblos... G. Collazos debe tener buenas anécdotas, era un diablillo

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