Viaje en el tren de Yungaypampa...

Los viajeros de antaño para dirigirse a las ciudades de la costa tenían que partir de Corongo hacia la estación del tren en Yungaypampa para poder abordarlo. Esto era todo un acontecimiento de preparativos y precauciones anticipados en la noche anterior al viaje que tenía que tomar un jefe de familia precavido por las múltiples ocurrencias que se presentan cuando se aborda el tren, cual medio de transporte masivo siempre ocurre principalmente al llegar a la estación de Chimbote urbe pesquera de gran desarrollo poblacional costero.

El pito del tren que anuncia su llegada a la estación casi al final de cada tarde es el indicativo para que mucha gente se aglomere en la salida de la estación, muchos de ellos vendedores ambulantes, familiares de los que llegan, curiosos y gente de mal vivir camuflados entre ellos que esperan su oportunidad para robar las pertenecías de los viajeros descuidados.

Juan Díaz sale de la estación rodeado de su pequeña prole junto a su señora cuando en un descuido se extravía en la multitud de la gente el último de sus retoños de unos cinco años de edad perdiéndolo de vista rápidamente lo que lo obliga a detener la salida de su familia ubicándolos en un lugar visible de la rampa de la estación y vuelve presuroso junto a su desesperada esposa hacia la estación en busca de su extraviado hijo, lográndolo ubicar en medio de la agitada gente llorando desconsoladamente corre en su encuentro y lo primero que hace es palparle la entrepierna del pantaloncito que tenía puesto el niño y con un suspiro de satisfacción y alivio le dice a su esposa:

Menos mal que el paquete del dinero que le cosí en el pantalón está allí….

Para sorpresa de la madre que se desgañitaba en llanto por el mal rato pasado.


Anécdota recopilada por Samuel Nieves, contada por Emiliano Sifuentes Minaya.





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