BREVE HISTORIA DEL WALLPA RACHI Y LA CARRERA DE CINTAS

En las ceremonias de la España clásica y medieval no podían faltar las carreras de caballo, las corridas de toros y la carrera de cintas antes llamada correr sortijas, como manifestación de los juegos y fiestas de la época. El lucimiento con la enjalma, la moña, confites y palomas de Castilla, corroboran las prácticas de la caballería andante.

Mientras tanto en la época incaica era común la cacería con ayuda de trampas de diferentes aves, como lo grafican los dibujos de Guaman Poma de Ayala. Estos animales luego eran transportados por el cazador, cargando en su espalda, en una especie de tarima con las aves colgando de las patas. El uso de estas aves era tanto para la obtención de su plumaje para adornar los atuendos de la época, como también para algunos juegos y finalmente para el consumo humano.

Durante la colonia los españoles implantan la carrera de cintas en 1,607 en Pauza, Corregimiento de Parinacochas (Ayacucho), organizado por el corregidor de Pauza, don Pedro de Salamanca (1,607-1610), en homenaje al XI Virrey del Perú, don Juan de Mendoza y Luna, Marqués de Montesclaros (1,601-1,615).

Los pueblos con más influencia española continuaron con ésta tradición hasta nuestros días; pero los pueblos con mayor influencia indígena tomaron la carrera con la variante de arrancar las aves que estaban suspendidas de sus patas a una cuerda. En Corongo se hizo tradicional el Wallpa rachi, incluso hasta la segunda década del siglo XX, cuando probablemente por influencia de La Pampa se cambia a la Carrera de Cintas tal como la conocemos actualmente. La extinción del wallpa rachi fue de a pocos, algunos Devotos volvieron a repetirlo luego de años hasta que finalmente murió ésta tradición.

En la carrera de cintas, lo que ha muerto por los inicios de siglo es que en el centro de la cuerda, al lado de las cintas se colgaba una canastilla conteniendo un par de palomas de castilla adornadas con tiras rojas. El Devoto montado en brioso caballo iniciaba el acto tirando la canastilla que dejaba escapar a las palomas, entre aplausos de la multitud.

Gilbert Collazos Garay
(Corongo en Setiembre)

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