CORONGO Y SUS COMUNIDADES CAMPESINAS

Por Julio Olivera

En 1927 se organizaba legalmente la primera comunidad de Campesinos de la provincia de Corongo fue nada menos que la de Cuzca, en cuya jurisdicción estaba asentada Urcón. A su vez esta hacienda por el lado de Huarirca invadía las propiedades comunales de Cuzca. De otro lado existía en Cuzca la hacienda “Querobamba” que la Iglesia y la Beneficencia se disputaban. Unas veces la Iglesia tomaba la administración y la alquilaba a la Comunidad de Cuzca y otras veces la Beneficencia lograba asumir la posesión y también la alquilaba a la Comunidad. Desde luego los campesinos habrían de prestar a los que se titulaban propietarios todos los servicios de pongaje de las haciendas amén de primicias y pitanzas. La merced conductiva era aumentada en forma inconsulta las exigencias de otros servicios eran también mayores.

Aquella hacienda que hubiera pertenecido a la Comunidad era todo el territorio necesario para la agricultura y la ganadería y sin embargo fue arrebatada a sus primitivos dueños de indígenas. Y mientras la lucha entre la Iglesia y la Beneficencia se libraba en los estrados judiciales, los campesinos se organizaron en Comunidad y pidieron su cooperación a los del distrito de Aco, los que tenían igual problema en la hacienda “Ocshamarca”. Entonces el 26 de enero de 1942, la Comunidad de Aco es reconocida oficialmente y mientras en Lima, las Colonias de Aco y Cuzca, celebran el acontecimiento, en los distritos de Aco y Cuzca, se procedía a sentar actas de declaración de haber asumido el dominio de las haciendas de “Ocshamarca” y “Querobamba”.

La Iglesia y la Beneficencia hicieron valer acciones judiciales contra las Comunidades, fuera de que se valieron de las vías administrativas en las que sendas notas de garantías no se pudieron cumplir porque los campesinos amenazaron con un “levantamiento”. En el juicio las comunidades ganaron el pleito, pese a que se les hizo reconocer los contratos de arriendo que habían suscrito tanto con la Iglesia como con la Beneficencia. Es que ni la Beneficencia ni la Iglesia tenían títulos, la Iglesia no los tenía, sostenían los indios, porque la Iglesia Católica y Romana, era foránea, no lo tenía la Beneficencia porque esa Institución era posterior y no existió el fervor indígena.

La misma comunidad de Cuzca respaldó a los yanaconas de Urcón a sublevarse en 1918 a 20. Urcón está en la jurisdicción de Cuzca y era una de las haciendas más grandes de Ancash. Están asentados sus dominios entre las provincias de Corongo, Pallasca, Sihuas y Pomabamba y en sus tierras están establecidos los pueblos de Urcón, Huallcallanca, Huarirca y Yantacón con una población de más de 3,000 hectáreas, para entonces la hacienda estaba organizada científicamente por expertos agrónomos y ganaderos. Se trataba de una negociación próspera. Antes en aquella hacienda se había instalado la primera fábrica de casimires del Perú y en Tarica se explotaba yacimientos de plata de tal magnitud que permitió establecerse la primera carrera para el servicio de los primeros carros a motor que funcionaron en el país. La fábrica de casimires fue desmontada por la invasión chilena, y las minas de Tarica se han expandido por Pasacancha. Todo lo cual daba a los moradores indígenas de la hacienda tal movilidad que ante el abuso y la agresión de los nuevos dueños de la hacienda se vieron obligados a resistir.

Los nuevos dueños de la hacienda, señores Oliveri ampliaron la explotación ganadera tanto lanar como vacuno y entonces se estrecharon los campos de cultivo con desmedro de que los yanaconas cultivaban. De otro lado se les destaco el pastoreo en gran escala y las perdidas del ganado eran sancionadas a los pastores con crueldad. En cada uno de los pueblos enclavados en la hacienda había cárceles y estas sellaron. Entonces los indígenas se levantaron y depusieron a los administradores y los dueños despavoridos hubieron de huir.

Las garantías que demandaron los dueños fueron infructuosas. La gendarmería de entonces era deficiente y las autoridades cívicas de Corongo y Cuzca mas bien prestaban su apoyo a los indios que habían sido masacrados en la contienda de toma de la hacienda. El gobernador de Cuzca asesorado por don Alberto Botiquín, tenía perseguidos a los administradores hasta que apareció en el escenario un defensor honorario de campesinos, el Director de La Prensa, de Huaylas, don Arturo Alva , quien fustigo a los Oliveri y tomó la causa de los indios, hasta que la intervención de los señores Alberto Salomón y Alejandro Maguiña calmo y apaciguó a los indios y en 1921 se cortaba los juicios contra los rebeldes y se hacia un nuevo trato entre le hacienda y los campesinos . El gobierno del señor Leguía hubo de pagar una fuerte indemnización a los señores Oliveri por los daños que hubieran de sufrir por el tiempo que la hacienda estuviera en las manos de los campesinos. Los señores Oliveri tenían el amparo diplomático de la embajada de Italia y de otro lado se habían emparentado con personas influyentes de la política de entonces. Lo que impidió que Urcon fuera descartado de constituirse en distrito, como era la ambición de los campesinos.Tal aventura de los campesinos de Urcon, que por muchos años mantuvo en la provincia de Corongo levantados los ánimos.

Muchos años antes, o sea en 1760, don Silvestre De La Cruz Huayna Capac Ligua, Cacique principal y gobernador de la hueranga de requisen el repartimiento de Pallasca de San Pedro de Corongo, encabezó un levantamiento contra el general buena ventura Jimenez Azaña, dueño de la hacienda de Urcon , {que pretendía extender sus dominios hasta el río Cuyllorón. Huayna capac , según para entonces era maestro del campo del batallón de los indios de la región de Conchucos. Es decir que los indígenas de Urcon eran tan explotados que no podían menos que reaccionar en la forma de “levantamientos. Como la hacienda de Urcón colinda con Yanác por el lado de Los Cedros y para rechazar la invasión se constituyó la comunidad campesina de Yánac el 23 de setiembre de 1963 por Resolución Ministerial que obra en el Legajo N° 7 de la Dirección de Asuntos Indígenas. De esta manera Urcón fue cejado y contenido. Algo más, Yánac aprovechándose del fervor que ha despertado la reforma agraria, ha invadido la parte de Los Cedros que correspondía a la hacienda Urcón y los pueblos de Urcón, Huallcallanca y Huarirca se ha movilizado en el mismo sentido, dándolo lugar para que el Gobierno interviniera. En la actualidad la hacienda de Urcón se ha liquidado y pagado todo su patrimonio al Estado. Se hubo estudiando la forma de establecer una cooperativa agrícola y ganadera con participación de los campesinos S.A.I.S.).

En Yánac, la Comunidad no tuvo mucho que pelear con Urcón, porque esta hacienda para entonces era atacada por todos sus linderos tanto por los pueblos como por las comunidades de campesinos, por lo que Urcón cedió ante Yánac. Pero los vecinos de Yánac, es decir, los de Ganguas que hubieron sido partidarios de los señores Romero Izaguirre en “Llachi”; se rebelaron y depusieron a los dueños. Expulsados éstos, hubieron de recurrir a la vía de las garantías y de los interdictos. La comunidad lo avasalló todo y en 1966, después de más de seis años de juicios, los campesinos obtuvieron el éxito final. Con lo que la paz reino en esa comunidad.

La comunidad de Corongo, no se llegó a oficializar. En 1960 tuvo una intervención destacada en la lucha de límites con la Hacienda de Urcón. Antes de esta performance, Corongo era una Comunidad que tenía el usufructo de los terrenos de secano aledaños a la población. Se hacia el reparto anual de las tierras y hasta muchos ocupaban en el reparto las mismas parcelas. Y aún cuando las parcelas entraban a la herencia, siempre se llenaba el formulismo del “reparto”, “URAN PARTE” como “UMAN PARTE”, zonas en que se dividía agrícolamente la población y también para las festividades patronales. En cuanto a pastos no tenían comunales habían sido arrebatados en el pasado por los “Mistis” o “Wiracochas”.

Una de aquellas parcelas que colinda con Urcón, se llama “Acoragra” La familia Izaguirre tenía una parte de esas tierras a título de “Composición”. El resto de aquellas parcelas pertenecían al usufructo del Común y se sembraban cada 4 años en razón de la rotación de cultivos. Pero estas tierras eran y son las mejores tanto por su calidad como por ser de clima templado. En el Incanato fue regada con las aguas de reservorios que se hubieron construido en la puna de Tuctubamba y una canalería de más de treinta kilómetros. Las aguas se desempeñaban por Churtay.

“Acoragra” tiene más de 2,000 habitantes, y se halla protegida por altos macizos de granito y por el pie con el río Manta. De manera que era magnifica tierra para despertar la voracidad de una hacienda como Urcón. Uno de aquellos “usufructuarios” entre en el juego con Urcón.

Para entonces – 1955 – 60 -, estaba como apoderado judicial de la hacienda un tinterillo apellidado Valdivia. Valdivia era paisano y amigo del Juez de Primera Instancia de entonces de Corongo, señor Francisco Velarde. Aquel “usufructuario” había aceptado una letra de cambio a Urcón y por la vía de ejecución se libró un mandamiento de embargo de “Acoragra”. Advertida la comunidad de esta maniobra, trató de rehacer la Comunidad de Indígenas, y a continuación se organizó un Comité, ProComunidad, a la cabeza: Dr. Fausto Liñán. El Comité luego de haberse instruido del plan el desistimiento a Valdivia y la revocación al Juez, dándoles un plazo de 24 horas, bajo la amenaza de ser expulsados violentamente del pueblo. Y como el señor Valdivia huyo, el juez no pudo expedir ninguna resolución; entonces comenzó la agitación de campesinos las campanas tocaron alarma y la gente salió a las calles resuelta a expulsar al juez y exponerlo de su cargo. El Juez, que compulsó la situación, trató de huir pero ya era tarde y tuvo que pasar por la humillación de ser depuesto. Lo expulsaron del pueblo. La instrucción que por el delito de faltamiento a la tranquilidad pública se hubiera abierto, fue archivado. La propia Corte Superior de Ancash no respaldó al Juez, sino que consideró dañina su presencia en la Judicatura de Corongo. Este acontecimiento marcó época y la hacienda de “Urcón no volvió a tratar de expandirse.

La Comunidad de Indígena de Corongo, poco a poco a ha ido disolviendo por el éxodo de sus miembros. No hay coronguino que no haya estado en Lima y su transculturación ha sido un fenómeno de viabilidad y de educación. Fue de las poblaciones de sierra de Ancash la que primero vió recorrer en su territorio automóviles, la primera que antes de la guerra con Chile tuviera una fábrica de casimires, la primera que conociera la luz eléctrica. Todo esto antes de 1870. Los coronguinos que emigraron a la costa educando a sus hijos para que sean profesionales y éstos han transculturado a su pueblo, de tal suerte que ya no existe en realidad Comunidad de Campesinos y las tierras que fueran de reparto periódico ahora se trasmiten por herencia o venta. Es decir, que la Comunidad de Campesinos como comunidad económica ha desaparecido, quedan como rezago algunas costumbres como la minca y la faena.

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