Corongo, sus fiestas, potencial y futuro

Corongo, a despecho de su baja densidad poblacional, es un pueblo rico en manifestaciones culturales: la fiesta de junio, es una buena muestra de ello; de otro lado, las mundialmente conocidas Pallas de Corongo han sido reconocidas, por el Instituto Nacional de Cultura, en noviembre pasado, como Patrimonio Cultural de la Nación. 

Junio es fiesta, alegría, reencuentro, vida. Este año, además nos visitó un grupo cultural de Huaraz que filmó la fiesta, se realizó una muestra sobre la trayectoria del Jilguero del Huascarán Ernesto Sánchez Fajardo, nacido en Bambas y los hermanos Collazos Garay presentaron su más reciente trabajo discográfico sobre Corongo. 

A la par, nuestra provincia, posee un inagotable, pero aún no explotado potencial turístico, en especial en el distrito de Cusca. Todos estos hechos hablan de los privilegios paisajísticos y folclóricos que atesora Corongo, que de otro lado –en pleno siglo XXI- hoy goza de los adelantos del mundo globalizado: televisión de señal abierta y por cable, teléfonos fijos y celulares, Internet, entre otros. 

Pero, siempre hay cosas que debemos superar, por ejemplo, la forma de pensar de muchos de los nuestros. Veamos, en la noche del 27 de junio fuimos invitados, a una reunión, por la Capitana de la festividad de la Exaltación de la Santísima Cruz que se celebra en setiembre y que es otra fiesta llena de tradición, historia y mestizaje, aunque sin el arraigo popular de la fiesta de San Pedro. Correcto, sin embargo no faltan coronguinos intolerantes que con el pretexto de “opinar” sobre la fiesta de setiembre reflejan ciertas formas de pensamiento anacrónicas propias de siglos pasados y preconizan una anquilosada división de clases sociales entre nosotros. 

Las marcadas diferencias sociales y económicas de los siglos XVIII, XIX y XX habidas en Corongo ya no son tales y, si bien es cierto, existe aún mucha pobreza en nuestros pueblos, ya no podemos hablar denotando resentimientos, ni complejos de inferioridad ni de superioridad porque se convierten en una traba para nuestro desarrollo. 

Los coronguinos –al margen de donde residimos- debemos aprender a reconocernos como hermanos y a ayudarnos mutuamente, que sólo así podemos sacar adelante a nuestro pueblo. De nada servirán los adelantos tecnológicos y las posibilidades de desarrollo, si no superamos esa desfasada forma de pensamiento que aún tiene atrapados a algunos de los nuestros en el pasado, cuando lo que todos debemos hacer es mirar el presente y el futuro de nuestra provincia. 

Por ejemplo, en pocos meses, se inaugurará en Corongo, un moderno hospital –en actual construcción- que servirá para preservar y mejorar la salud de todos los coronguinos sin ningún tipo de distingos sociales ni económicos. Así, pues, debemos ser coherentes en todo. No es posible vivir con los adelantos tecnológicos del siglo XXI y pensar como en el siglo XX. El mundo ha evolucionado y cambiado mucho y exige adecuar nuestro pensamiento y actitudes hacia el terreno de la superación personal y societaria. Corongo nos lo agradecerá.

Por: Manuel González Montes