LOS MOLINOS DE PIEDRA

Añoranzas sutiles de niñez

(Este artículo escrito por Marino Cardenas fue publicado en la Revista KORIYUNGA que dirigia Manuel Gonzales Montes, en el mes de Febrero de 1996)

Los molinos de piedra o molinos hidráulicos como suelen llamar otros, han sido por mucho tiempo la revolución industrial del pasado porque permitían transformar los granos de cosechas en harinas, base fundamental de la alimentación de entonces en especial para hacer los panes de ´labranza´, las semitas y las bambazas que se constituyeron con el tiempo en delicia del paladar de los coronguinos. Se hacían también roscas y rosquetes para las reuniones para las fiestas muy intimas tanto en las festividades patronales o cumpleaños.

Posteriormente las doñas se ingeniaron para hacer los panecillos tipo mollete y los bizcochos que son los equivalentes a los panetones de pascua, con la diferencia de aquellas no tenían las frutillas ni pasas como se acostumbra en la moderna Lima, pero se hacían en base a huevo, leche, mantequilla y por supuesto con la levadura “importada”, aunque en sus inicios se utilizaba el concho de los “piños” (cántaros) que se dejaba fermentar exprofesamente para hacer panes.

Los panes de labranza eran del tamaño del mate de sopa, bastante grandes que podía satisfacer a toda una familia, su objetivo era utilizarlo en el trueque de la peonada y en algunos casos para el arador y su “pushaj”, tanto para el barbecho como para la siembra de la papa; costumbre esta que ya se ha dejado de practicar. Posteriormente estos tipos de panes sirvieron para adornar las “tabladas” de carnavales o en las fiestas de las cruces de mayo, pero disminuido en el tamaño.

Lo que siempre recuerdo vívidamente son los “ullucush” y las palomitas de “mishti” que las pastorcitas llevaban como dones el día 25 de Diciembre para la adoración al niño Dios recién nacido. Al terminar la ceremonia de adoración el sacristán Manuel llevaba donde el cura Solís para repartirse los manjares más ricos, grande fue la sorpresa en una de esas al comprobar que todos los mishtis no existían y solo habían manzanas verdes, lo que el cura le increpó duramente por aceptar esas “cochinadas”, mientras tanto, Beto (Miguel Salinas – hijo de Donato) y yo, rapacillos “inocentes”, corrimos para ganar la puerta de la salida de la iglesia con todo nuestro cargamento en la punta de nuestros ponchos. Lo curioso del caso es que el Sacristán nunca se percató que nosotros nos habíamos escondido debajo del anda sobre el cual se construyó el Nacimiento, pensando encontrar el lugar mas estratégico para ver la adoración del niño.

Pero volviendo a nuestro tema, en la década del 40 había más de 10 molinos ubicados en diferentes puntos de la población, algunos de ellos instalados en zonas rurales por que dentro del ámbito urbano ya no había lugares apropiados. En la década del 60 y del 70 se construyeron otros molinos pero mas alejados de la ciudad, paralelamente algunos de ellos se desmantelaros y se arruinaron que a la fecha ni siquiera quedan vestigios mínimos de su existencia. Entre los molinos que se construyeron a posteriorise se puede mencionar el de Teobaldo Zelaya en el rio Llullumara; de Toledo Vergaray en Pacatqui y el de Pedro Vergaray en Pispal.

Pero de todos estos molinos el que causo mayor admiración fue el molino construido por Anacleto Meza utilizando franjas y ejes paralelos dispuestos en diferentes planos. El sistema central de transmisión no estaba amarrado directamente a la piedra volante con la cruceta; es por el contrario, el cardan se conecta por un sistema de fajas que a voluntad se hacia accionar entre la polea loca y polea conectada al molino de piedra. En realidad el sistema se componía de más de 8 fajas y 5 ejes lo que a simple vista parecía un rompecabezas siendo difícil identificar el inicio del circuito. Si bien no fue la última palabra cabe reconocer que con la inteligencia hizo funcionar su molino allá por los 40 y hasta 50. ¿Cómo reconstruir este molino para que los turistas limeños puedan volver admirar la capacidad de don Anacleto Meza?

Un coronguino más ingenioso Luis Cárdenas Zavaleta, tuvo la feliz idea de construir un molino accionado por un generador eléctrico que el mismo construyó y montó la peltón en el rio Cónoc a la altura de Ashacush, así pudo accionar y mover su molino a una distancia de 2 km en relación a la hidroeléctrica. Con la electrificación de Corongo se pusieron en marcha varios molinos eléctricos pero con diseños modernos dejando de lado los sugestivos molinos de piedra.

En la actualidad, solo uno de ellos, el de Jarapuncu, viene funcionando regularmente bajo la administración de don Roberto (Tito) Sotomayor, transformándose en todo un reliquia del acendrado periodo industrioso que significo el molino de piedra. El señor Rodolfo Espinoza viene rehabilitando el molino de Llopish y esperamos que en el futuro si quiera como reliquia y en planes de difusión turística, todos los molinos que fueron de la beneficencia se rehabiliten porque se encuentren dentro de la zona urbana de Corongo.

En las exposiciones de ahorro de energía el centro de conservación de energía (CENERGIA), promueve la difusión de las energías no convencionales, y entre estos hablan de los molinos de piedra para evitar en lo posible el uso de motores a explosión porque la energía derivada del petróleo es mas cara y porque nuestras reservas petrolíferas cada vez va disminuyendo por lo que sugerimos a estos señores de CENERGIA que visiten nuestra tierra y que comprueben que desde hace mucho tiempo estas tecnologías que aparentemente son modernas se utilizaban y se utilizan intensamente en un rincón del Perú que se llama Corongo.

Ubicación                              Propietario

Jarapunco                              Hortencio Murillo

Malambo                               La Beneficencia

San Cristóbal I                       Teodorico Ingar

San Cristóbal II                      Beneficencia

San Cristóbal III                     Arcángel Sotomayor

Cayarina                                Anacleto Meza

Atojopa Huasin                      Fortunato Rivera

Nueva Victoria                      Arcángel Sotomayor

Llopish                                  Familia Peláez

Chicu                                    Familia Cabello

Aticara                                 Teobaldo Zelaya

Pacatqui                               Toledo Vergaray

Pispal                                   Pedro Vergaray

Es muy posible que en el primer molino haya sido introducido en la colonia pero no se sabe en que año y que institución la trajo. Además, se estima que algún “experto” foráneo lo haya montado con materiales de ese lugar. De los archivos parroquiales sabemos que en 1850 cuando se hizo el inventario se dio la existencia de tres molinos pertenecientes a las cofradías de Nuestra Señora del Rosario, el Señor de Animas y de la Purísima Concepción posteriormente cuando se cambiaron a los arrendatarios en 1892 se hizo atingencia que el molino de la Virgen del Rosario seria reparado poniendo piedra de “alimosca”, esto es, piedra granítica que existe en el lecho del rio Corongo.

En tiempos del párroco Tomas C. Mejía, el 3 de Junio de 1903, se hizo el inventario, como era de costumbre de todos los bienes que correspondían a las cofradías, con la diferencia que esta vez se hace una descripción de la ubicación y colindantes de todos los bienes raíces y entre estos de los molinos. Gracias a estos datos podemos saber donde se emplazan cada uno de ellos.

“… Un molino instituido para el culto del Señor de Animas, ocupa la misma fábrica una extensión de ochenta metros cuadrados y su solarito a la puerta de cincuenta y cinco metros cuadrados bajo un muro de piedras. Limita por el norte con las propiedades de Eulalia Jaramillo, por el sur de la calle del gallinazo, por el este una acequia regadera de los terrenos de Choctorá y por el oeste la quebrada o riachuelo de Corongo…”

Este molino quedaba en el barrio de Malambo y en la última cuadra de la calle Maravillas cuya intersección es justamente la calle Gallinazo que toma dirección hacia el rio. Este molino antes de ser abandonado a principio de los años cincuenta lo tenía en arrendamiento la señora Victoria Zelaya; desde entonces como consecuencia de las inclemencias del tiempo y por ser un área adyacente al rio se convirtió en tambo hasta que se dió por extinguido el molino.

“… Un molino instituido para el punto de la Purísima Concepción. Limitada por el este con el riachuelo de Corongo, por el oeste con un camino real, por el sur con la propiedad de Marcelo Zelaya y por el norte con la de Nolverto Jaramillo… ”.

De este molino muy poco recuerdan las generaciones recientes, por lo que se estima que a principios del siglo ya se encontraba en ruinas y no mas fue reparado. Su emplazamiento se localizaba muy cerca de Ayatajchacuna entre los terrenos de los Zelaya ahora propiedad del señor Benigno Ingar. Hasta 1950 todavía se observa entre los matorrales de “Tuncus” y yerba santa una piedra circular y un pequeño canal totalmente destruido entre la acequia de un corral y el rio Corongo.

“… Un molino instituido para el culto de la virgen del Rosario, limita por el este con la quebrada del riachuelo, por el sur de la calla, por el poniente la casa de Francisco Jara (menor) dividido por un muralla y por el norte la propiedad de Petronila Goñi…”.

Este molino de la virgen del Rosario quedaba en la subida del camino que va a la Nueva Victoria, exactamente en la callecita de San José en cuyo recodo se emplazaba el referido molino. Don Arcángel Sotomayor construyó contiguo a este de la Virgen del Rosario otro similar y ambos molinos por arte de estos ingenieros lograban funcionar simultáneamente, es decir, la mas baja en posesión tomaba las aguas turbinadas del primero en una distancia que no superaba los 15 metros en conjunto uno de sus concesionarios últimos fue don Filomeno Carranza y después de sus buenos tiempos en la década del cuarenta dejo de funcionar y ahora esta convertido en un muladar, botadero y ociquero de porcinos que deambulan en sus inmediaciones.

La forma de adjudicación de los molinos de la Beneficencia en este siglo XX se constituyó como una cuestión de familia, es decir, se hizo costumbre adjudicar a un familiar cercano de que fue el anterior locatario. Así por ejemplo, cuando se dio el arrendamiento del molino de Malambo en 1933 a doña Victoria Zelaya, ésta había recibido de manos de su hermano Fidel Zelaya que lo poseyó desde 1919 en tiempos del cura Manuel Gonzales. Igual caso ocurrió con el molino de la Virgen del Rosario cuyo arrendatario, Filomeno Carranza, se adjudicó porque el anterior fue su padre don Ciro Carranza.

Cada molino tiene su historia, normalmente siempre se le relaciona como un lugar criadero de duendes y fantasmas, en su alrededor se tejieron leyendas y cuentos sugestivos. Se cuenta que en estos molinos vivían los duendes, fuerzas extrañas que se habían introducido y hacían mover la rueda principal, por eso en la noche durante la molienda se cerraba la puerta para que el fantasma no nos sorprendiera y se le dejara en su libre albedrio. Al amanecer se encontraba los excrementos frescos y extraños atribuyéndose que el duende estuvo en sus inmediaciones.

También fue lugar de palomilladas que es digno recordarlos después demás de 50 años recuerdo que en el medio día, antes de la hora del almuerzo y después de salir de clases del cabildo (en esos tiempos se estudiaba tarde y mañana con intervalo de 2 horas para el almuerzo cada uno en su casa), acostumbrábamos ir a bañarnos en la acequia del molino de Hortencio Murillo con nuestros cuadernos debajo de la manga: Elías Garay, Beto Salinas, Rodolfo Romero, León Gonzales y otros mas, cuando el molino no funcionaba, cerrábamos la compuerta y entonces a bucear quien era mejor permaneciendo mas tiempo bajo el agua y sin respirar.

En una de esas se presentó don Hortencio todo furioso y con un chicote ¡…¡jua…jua…!! …¡muchachos carajo ¡¡¿saben ustedes que la piedra sin granos ya se jodió? Después de la disparada cada uno de nosotros y a distancia de 50 metros volteábamos para ver al enfurecido dueño y recién con tranquilidad podíamos vestirnos pero con las marcas del chicote o con la arañada del hirapojo. Al hacer recuento de nuestras cosas, faltaba el borrador, la regla, el secante y el tintero…!mi mamá me va pegar she…¡¡¿ahora?...: a dividirnos el secante, el borrador. El tintero lo encontramos en el tambo y media vuelta a la escuela.

Desde entonces dejamos la acequia del molino y construimos una represa bien hondo en el rio con champas y piedra; el que no trabajaba no tenia derecho a bañarse y así al cabo de una semana y al frente del molino teníamos “nuestra represa “siempre los yacu-chaplas llegábamos primero y en una de esas, León, que se consideraba el mejor buceador, desde el muro se tiró una clavada, pero al levantarse sangraba fuerte, se había roto la cabeza. Cierto día cuando regresábamos a bañarnos ya no existía la represa, los padres de familia lo habían destruido por sugerencia de los profesores porque sus alumnos se iban a la escuela sin almorzar.

(Fotografías: La primera y la última muestran el abandono en la que se encuentra en la actualidad el Molino de Don Fortunato Rivera en Atojpahuasin y la foto del centro es del Molino de Don Tito Sotomayor en Jarapunco, que según tengo conocimiento ha sido comprado por Fredy Sotomayor con fines de conservacion, ojalá se convierta en un lugar de visita turística).

Post a Comment

4 Comments

  1. Que hermoso articulo, yo soy de Marcabal, en la Libertad, las costumbres y usois son casi similares, muy bueno, muy bnueno, felicitaciones a los "koriyungas" ojal{a preserven todavia los Molinitos, aunque ahi que que todavia quedan.
    Luis Echenique Miranda

    ReplyDelete
  2. Que bonito recuerdo que nos dejó Marinito Cárdenas Q.E.P.D. , además de la revista de Manuelito Gonzales que tuvo su época para presentar buenas notas sobre Corongo y finalmente Javier muy buen trabajo de archivo, comentarios, fotos que hacen extrañar la tierra nuestra,

    ReplyDelete
  3. Gracias Gilbert, estás al tanto de cualquier publicación.

    ReplyDelete
  4. Muy buena publicación... Una pregunta; saben el origen del apellido Ingar?

    ReplyDelete