Caldo, caldo, caldo

El recordado maestro Cushtu, cantaba y tocaba guitarra como buen hijo del Callejón de Huaylas. Para alegrar vklos cumpleaños y bautizas era invitado en forma especial. A estas fiestas concurría acompañado de sus dos hijitos.

En estas fiestas por lo general a las dos o tres de la mañana los dueños de la casa atendían sirviendo los riquísimos caldos de gallina con papas sancochadas y una salsa de cebollas y rocotos picantes.

Pero ya a esa hora los hijitos del maestro y guitarrista dormían roncando de lo lindo. Por consiguiente el maestro Cushtu optaba por despertarlos, llamándolos a viva voz: Poshpiiii…. Williiii… calda, caldo, caldo.

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