Viuda que no murió

Ñato Agapito, en su oficio de carpintero, cierta época fue requerido para que confeccionara un ataúd para una viuda que estaba agónica; él en un tris tras preparo el ataúd; pero la viuda mejoro y se puso a salvo de la muerte.

Ante esta situación el Ñato se dijo: chasco no puede pasarme con este negocio redondo; saco el ataúd en hombros y lo llevo a la casa de la que no llego a ser difunta, a quien le manifestó: 
 -Doña tal, aquí tiene su cajón, yo no puedo devolverle el dinero porque el gasto está hecho y por último yo no tengo la culpa de que usted no se haya muerto. Dejó el ataúd sobre el poyo y se esfumó de la casa.

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