Tio Julio, gracias por el fuego

Las primeras imágenes que recuerdo de usted corresponden a la época en que fue mi maestro de primaria en Corongo, luego comencé a asociarlo con la familia toda vez que su esposa y mi papá eran primos hermanos, de modo que me atreví a llamarle tío cada vez que nos encontrábamos, salvo en la escuela donde era el maestro Collazos. Era la época en que en Corongo habían muy buenos docentes que nos sólo nos daban las clases sino que también nos enseñaban a conocer y a querer a nuestro pueblo, y en el caso específico suyo, a tener nuestro primer contacto con las fábulas, las anécdotas y todas las demás las manifestaciones del arte y de la cultura de Corongo.

Usted sembró en sus hijos biológicos y espirituales –sus alumnos- el conocimiento y el amor por todo lo que significa Corongo, tierra a la que un día llegó y se quedó para siempre, y que ahora se abre, fecunda, para recibirlo en su viaje hacia su nueva morada: la eternidad, donde ahora nos esperará a todos para seguir hablando de nuestra historia, de nuestras pallas, nuestros panataguas, mitos, leyendas, canciones y las infaltables coronguinadas que en la pluma suya adquirían singular gracia, sabor y picardía, como lo hacíamos cuando ya joven yo regresaba a Corongo de vacaciones y usted alentaba mi inclinación por conocer cada vez más la realidad de Corongo.

Un día de setiembre de 1979, en complicidad con Yadi y Mariela, llegamos llevando teatro del bueno a Corongo que usted hizo suyo y abrió sus brazos de amistad para con los chicos del grupo que no eran coronguinos. Y se hizo una sana e infaltable costumbre llevar teatro durante varios años a Corongo donde sabíamos que nos esperaba usted presto para apoyarnos y para enfrascarnos en dulces conversaciones en su casa tomando alguna bebida caliente después de las funciones, donde usted no solamente nos demostraba sus conocimientos del teatro sino también nos hacía reír a mandíbula batiente con sus ocurrencias o parodiando algunas de las escenas que le causaban gracia. Nosotros éramos felices con lo que hacíamos y sabíamos que usted también lo era en la medida que valoraba nuestro trabajo intelectual a favor de nuestro pueblo que respondía con creces llenando el teatro cada vez que llegábamos. La comunión que se entabló entre usted y el grupo Setiembre fue tan grande que muy gustosos incluimos en nuestro repertorio su obra La Lliclla que la escenificamos en diversos escenarios de Ancash y de Lima. Guardo especial recuerdo de sus recomendaciones para que el grupo no se desintegre cuando usted intuía que por alguna razón el grupo podía disolverse.

Allá por 1980, me inquietó sobremanera la historia de la rebelión indígena de Atusparia ocurrida en Huaraz y el Callejón de Huaylas en1885, para optar mi grado universitario y no se me ocurrió mejor idea que visitarlo para pedirle que me narre dichos acontecimientos que usted conocía muy bien, más aún por ser descendiente directo de uno de los personajes centrales de dicha gesta: el gobernador Collazos.

Hasta que, a partir de 1985, conmigo ya fuera del grupo Setiembre, nos reencontramos en los afanes por seguir apostando por Corongo y fundamos la revista Koriyunga de la que usted era el corresponsal en Corongo y autor de la sección Coronguinadas, una de las más leídas y apreciadas por los coronguinos. Y así seguimos hasta 2003. De allí en adelante siempre lo vi atento apoyando a Gilbert, a Mariela, a Alaín y a Frank, así como a Gina que forman un núcleo muy fuerte en el rescate y divulgación de la música, el arte y de la cultura de nuestro Corongo.

Estoy seguro también tío Julio de que algún día aparecerán sus libros entregándonos el fruto de sus investigaciones y de su identificación con el pueblo que un día conoció y que gracias al amor de Ida Garay, usted hizo suyo fundando no sólo una familia sino una saga que mantiene el alto el fuego que alumbra el futuro de la cultura de Corongo.

Manuel González Montes

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2 Comments

  1. Gracias Manuelito por tus comentarios sobre nuestro padre,el Maestro de tantas generaciones.

    Gilbert

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  2. Hans: Manuelito muchas gracias por tus palabras sobre mi papa. Aunque suene mal decirlo un icono de nuestra cultura popular

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