Las gallinas son mas sabrosas... pero de corral ajeno

Caminito estrecho al pie del Llacllacan, que la incertidumbre del final de la monótona tarde ve pasar por su sendero el andar del grupo de  adolescentes que vuelven de matar el tiempo en sus faldas sin mayores sobresaltos ni novedades que comentar, pero que de un momento a otro desaparece dando paso a la rápida inquietud de la adrenalina juvenil en vivir una aventura, tras la observación de un grupo de aves de corral que se alistan a descansar, custodiado solo por el candado de la tranca, que no será garantía de seguridad para ellos, apenas la penumbra de la noche haya apagado las ultimas luces del sol.

Dos prendedores de pelo de mujer son suficientes para violentar las trabas de la seguridad del candado, habilidad de pocos pero suficiente para dar paso a los adolescentes para capturar un par de robustas gallinas que cacarean asustadas por la interrupción de sus descanso nocturno, reacción tardía porque el poncho habano  silencia toda asustada bulla de las aves de corral.

La retirada también silenciosa como cuando llegaron, pero más apresurados en busca de la cocina en la casa de Fili cuyos padres le encargaron que vigilara hasta cuando vuelvan de la cosechas y que ahora será el centro de la preparación de una agradable cena con un sabroso caldo de gallina, tareas de cocina que se han dividido para que nadie se queje del mancomunado trabajo.

Chulluc atiza el fuego de los trozos de leños a todo pulmón para que aumenten la fuerza de la candela en hacer hervir la olla de agua que recibirá los trozos de las aves que esperan sazonados ya por el diestro entendido en el arte culinario cariñosamente tratado como "Shiguina"  para los amigos.

El lento cocinar de la olla desespera a los adolescentes, por ver servido en los platos hondos el sabroso olor del hervido que al fin comienzan a respirarse y sentirse en el ambiente originando el humedecimiento bucal entre comentarios de los olores agradables, cuando de un momento a otro escuchan golpes en la puerta principal de la casa que da a la calle poniéndoles en alerta inclusive a Fido mascota que en estática posición debajo de la meza espera  que se acuerden también de él y lo incluyan como uno de los partícipes de la cena, situación inesperada que los pone nerviosos y que los obliga a bajar rápidamente la olla de la cocina para  tratar de ocultarlo en un lugar seguro, pero mas les preocupa el aroma comida que en el ambiente ha quedado, Fili había asegurado que nadie interrumpiría la cena planeada.

 
Sale y abre la puerta preguntando de quien se trataba cuando dé un paso apurado hace su ingreso casi violento Juan de Dios policía amigo de la casa encontrándose con ellos en el patio casi juntos a la puerta de la cocina y ante la curiosidad por su presencia que le hace Chulluc, le contesta en forma picaresca que su abuela le había dicho que estaba muy preocupada por él y lo había mandado buscar. Respuesta preocupante para él, porqué su abuela también se había ido a la chacra a cosechar. 

Un poco incómodos por la acuciosa mirada a todos los rincones de la cocina, no se le ocurre otra cosa que aumentar el volumen del viejo radio a pilas de onda corta que en esos momentos transmitía casi en forma nítida “La Voz de Los Estados Unidos de América” en vivo con   los comentarios sobre el alunizaje del “Eagle” máquina que aluniza en el satélite natural de la tierra poniendo al hombre por primera vez sus pies en la luna, hecho histórico de gran interés mundial del momento que frena un poco la curiosidad de Juan de Dios que opta por emprender la retirada, inicia el camino a la puerta cuando siente que entre sus piernas pasa apresurado Fido también buscando la salida en veloz huida hacia la calle con una presa en la boca que le apetecía y que había estado esperando cogerla en el primer descuido de los comensales para devorarlo con tranquilidad allá afuera, el acucioso intruso se percata de la acción de Fido pero no logra distinguir bien lo que lleva el animal por la oscuridad de la noche, pero Fili si se sabe lo que lleva el can en su boca, lo observa en silencio teniendo que hacer un disimulo nervioso para no hacer notar el temblor de sus piernas por los aprietos en que se encuentra.

Juan de Dios se detiene, Fili aguanta la respiración por un instante y al cabo de un momento interminable le escucha preguntar por la ubicación  de su hermana mayor que también estaba ausente por la cosecha en la chacra razón real de su visita.

Tranquilizándolo al fin y esperando cerrar rápidamente la puerta para volver a saborear el rico caldo de gallina ante las inquietantes preguntas de los otros dos adolescentes por saber si habían sido delatados por alguien,  Fili se encarga de poner la tranquilidad del caso y seguir con la cena  no sin antes comentar del “robo”  hecho por Fido que casi termina en “tragedia”.

Después del susto viene la agradable cena con repetición incluido porque no todos los días se come un apetitoso caldo de gallina en una fría noche en Corongo.

Al emprender la retirada de la casa con la barriga llena y el corazón contento un acuerdo final como advertencia: ningún comentario al día siguiente en el colegio. 

Palabra cumplida porque acabo de enterarme de esa faena juvenil.

Por: Samuel Nieves Reyes

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