Una de Pancho Albornoz...


Articulo: Samuel Nieves Reyes

En las ocasionales reuniones familiares que se organizan para celebrar al acontecimiento de algún aniversario en especial, las amistades con algunos allegados se van tejiendo con más profundidad, relación que con el tiempo estas terminan en algún compadrazgo o acercamiento familiar.

Rafael Fernández ante las cercanías de las cosechas tenía planeado volver a Corongo y al enterarse de ese viaje su compadre espiritual Jorge le comenta que sería de mucho agrado para el conocer la tierra que con tanto cariño rememoraba Rafa y le hace saber que justo tenia quince días disponibles de sus vacaciones anuales en su centro de labores y en vista del entusiasmado empeño mostrado por el compadre parten de Lima el día señalado para el viaje con dirección a Corongo.

Después de un tedioso viaje  hacen su arribo al terruño y el  atardecer frígido del clima serrano les da una “calurosa”  bienvenida y para contrarrestar este cambio “climático” sufrido por los llegados salen de casa en busca de una “tienda” para saborear unas copas de gro, bebida emblemática de las noches coronguinas y en el trayecto encuentran a Pancho Albornoz que luego de los saludos respectivos se une a ellos por la no despreciable propuesta de brindar solo “una copita de gro she…  para el frio” y van en busca de Juanito Olivera más conocido como Rampuchcu, para que les prepare  una tanda de la vaporizante bebida.

La vuelta de algún paisano a la tierra siempre es motivo de una amena tertulia en algún rincón coronguino, que el embriagante licor se encarga de amenizar y lentamente de encender nostalgias del llegado y averiguaciones de novedades del venido de lejanas tierras por parte del que tiene residencia establecida en el pueblo.

Las repetitivas rondas del delicioso preparado tras el mostrador de la tienda que el ocasional visitante saborea con agradable complacencia, hacen que vayan poco a poco perdiendo la noción del tiempo y de conciencia mientras la fría noche se va tragando las horas hasta que esta sea ya el comienzo de un nuevo día, motivo por la cual Rampuchcu los invite a emprender la retirada por lo “tarde de la noche she”  que Rafa no quiere entender y encarga que le prepare la “última she y nos vamos”… pero que el improvisado “barman” se niega en complacer.

En vista que no hay “entendimiento comercial” piden una botella de anisado para seguir con la improvisada juerga en casa de Pancho Albornoz y emprenden la retirada por las oscuras calles en busca del domicilio con el visitante ya caminando más por inercia que conciencia de orientación.
Pancho abre su taller de carpintería y se instalan en improvisados bancos y comienzan a libar el anisado siempre en conversaciones a veces incoherentes y repetitivas viejas anécdotas vividas por la embriagues que llevan hasta que Rafa en inconsciente arranque de sigilosa huida de la ya saturada reunión, emprende el camino en dirección a su domicilio en busca de su abrigada alcoba, dejando a su compadre Jorge que dormitaba ya en el taller de Pancho Albornoz y que este, sin deseos más de seguir libando solo la restante botella de licor y en vista que el visitante se encontraba totalmente ebrio sin fuerzas por valerse por sí mismo lo traslada a su depósito de materiales y productos acabados de su taller de carpintería y le  improvisa una cama para que siga descansando retirándose a su dormitorio, dejando al compadre de Rafa profundamente dormido.

La llegada de la una espléndida mañana con traslucidos rayos de sol que se filtran por las rendijas de la ventana despiertan al improvisado huésped con una preocupante desorientación por los rezagos de la abundante ingesta de licor, pero que prontamente se convierten en una lucidez aterradora para él y que un salto de la tarima va en busca de la puerta del improvisado dormitorio en medio de cajas de muerto y capillos ardientes que Pancho almacena allí y que es parte de su artesanal negocio.

Fuerza violentamente la vieja puerta y logra salir y comienza una despavorida huida en busca de la casa de Rafa, quien justamente también salía en busca del  compadre  “perdido en combate”, logrando divisarlo con apurados pasos se acercaba a él por la estrecha calle de su casa y la mirada desencajada de este le preocupa e quiere iniciar con un cordial saludo un dialogo amigable pero es callado con gritos destemplados de reclamos por la siniestra broma jugada.


- Si Ud. Cree que es una buena broma la que me ha hecho esta Ud. bien equivocado carajo! ¡Quiero recoger mi maleta de su casa!
Los rezagos de la embriaguez todavía estaban presentes en el organismo de Rafa que sorprendido pregunta:
- ¿Qué broma compadre?
- ¿Qué todavía se hace Ud. el cojudo?
- Compadre me está faltando el respeto Ud.
- Ud. me ha faltado a mi carajo y pienso retirarme hoy mismo, me voy a Lima

Sin entender nada aun Rafa le pide le explique lo sucedido a lo que le responde:

Ud. Y su amigo se han puesto de acuerdo para hacerme dormir entre las cajas de los muertos y todavía se hace el que cojudo!!!…

Pensativo Rafa trata de hilvanar alguna explicación para poder entender el iracundo proceder de su compadre, trata de recordar los últimos momentos de la larga noche de licor y busca darle una explicación convincente de inocencia ante hechos en que no estuvo presente.

El carácter duro del compadre dificulta la  entrada en razón y decide en ir en busca de Pancho Albornoz para hallar una explicación a lo inexplicable para él.

- She lo único que recuerdo es que lo he hecho dormir en mi deposito a tu compadre cuando tú te fuiste a orinar  y desapareciste en la madrugada…
- ¿Y en tu depósito hay cajas de muertos?
- Si…y también los arreglos mortuorios que alquilo…
- Ah.. carajo y el cree que lo hemos hecho dormir a propósito ahí…

Nunca quiso entender que fue un buen acto de solidaridad etílica buscándole un apacible descanso para la noche fría coronguina y tomo el primer vehículo de regreso a Lima al día siguiente….

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2 Comments

  1. jjajajaj muy buena historia... jajajjajaj

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  2. jjajajaj muy buena historia... jajajjajaj

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