La venganza de “Limeñita”

 Muchas mañanas ya tenía acudiendo al corral desde que escuche que mi papá, le decía a mi mama “Uno de estos días la oveja va a parir, hay que estar atentos”.

 Esto causó en mí una gran emoción, al extremo que me levantaba muy temprano y antes de hacer cualquier cosa corría al corral para ver si la oveja ya había parido, lo mismo hacía por las tardes, saliendo de la escuela cada vez que veía a la oveja con su panzota volvía a casa un tanto desilusionado, porque yo quería ser el primero en ver a la ovejita cría y como no ser el portador de las buenas nuevas a la familia, para mí eso era muy importante.

Como dice el dicho el que la sigue la consigue, una mañana al acudir presuroso al corral muy de mañana la encontré paradita junto a su madre al nuevo miembro del rebaño, estaba temblorosa porque aún no se afirmaban bien sus patitas, por el poco tiempo que tenía de nacida, la emoción que me embargó fue muy grande, corrí la cuadra que separaba el corral de mi casa, gritando y temblando de emoción.

---¡Mamá, papá la oveja ha parido! ¡¡ mamá, papá la oveja ha parido!!...

Mamá y papá, acudieron al corral y envolvieron con mantas al recién nacida porque hacía mucho frio hasta que le dé el sol, ya por la tarde la ovejita ya mamaba y daba sus piruetas como toda cría juguetona.

Con esta misma emoción, esperábamos a cada animalito que nacía en casa.

Otra escena que me emocionaba era ver a la gallina salir de su nido, después de incubar sus huevos por 21 días, salía toda erizada con sus alas semi abiertas toda apeligrada, se parecía a un pistolero del oeste lista para disparar en defensa de sus polluelos salía con su toc, toc, toc, tras ella sus polluelos con su pío, pío, pío, mamá gallina, los sacaba a pasear por el patio de mi casa para luego enrumbar, al pequeño huerto que había en casa, allí escarbaba y cuando encontraba un gusanito u otro alimento con su toc, toc, toc, más acelerado, llamaba a sus polluelos, quienes se abalanzaban sobre la presa, de rato en rato mamá gallina ladeaba su cabeza para mirar al cielo por si por allí viene el depredador, el gavilán pollero, o el cernícalo en caso aparecía el enemigo, mamá gallina activaba su alarma con su grito ronco que sonaba algo así como un toooooc y los polluelos que entienden el idioma por instinto corrían a refugiarse bajo las alas de su madre, era todo un espectáculo.

Un día recibimos una carta era de mi hermana Susana, que radicaba en lima y anunciaba su próxima visita fue motivo de regocijo en la familia, por entonces mi papá había comprado una burra y esta había estado preñada lo cual también nos llenó de alegría y expectativa.

Una tarde llega el carro de lima y mi hermana desciende, luego de los abrazos de los saludos pasamos a la casa y cuando estamos sentados en la mesa tocan la puerta y era la vecina que venía a comunicarnos que la burra estaba pariendo en el corral, presurosos salimos de casa rumbo al corral y encontramos a una hermosa pollina que mi papá bautizó con el nombre de " limeñita " en honor a mi hermana que había llegado de Lima.

Ya había pasado más o menos 6 meses del nacimiento de “limeñita” y yo siempre la visitaba en el corral y ella al verme se acercaba a saludarme frotando su hocico en mis manos.

Una tarde estaba acariciando a “limeñita” de pronto hace su aparición el perro de la vecina y me muerde en los testículos, lancé un grito de dolor, aparece mi mama, me consuela y me da las atenciones, para luego llevarme a la posta donde soy atendido por don Herminio Encinas, quien tranquiliza a mi familia diciéndoles que no pasa de un susto y un rasguño, al poco tiempo me recuperé.

Una tarde, estoy sentado en el arco que se ubica a la entrada de mi querido Corongo, esperando a mi papá que subiría de la chacra y al verlo corro a sus brazos y luego saludo a “limeñita” quien frota su hocico en mis manos, en eso hace su aparición, el perro que me mordió, ladrando a “limeñita”, salta y le lanza una patada en la cabeza al perro, que le cae en el ojo, dejándolo tuerto al pobre animal.

Sale el dueño del perro y le dice a mi papá

--Don Mañu ya no es “ojo por ojo”, sino “ojo por huevo”.  Jajaja...... Se ríen.

Esto fue “la venganza de limeñita” 



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