Recordando a Quishí


Hermosa foto, bello paisaje... ¡ Es Quishí !

¡ Mi viejo amigo ! que guarda en sus entrañas la mama pacha, muchos recuerdos bellos de mi vida.

Al contemplar esta foto, los recuerdos llegan a mi mente, tan frescas como las aguas de sus puquiales, que aplacaban mi sed.

Aquí, mis padres, labraron la tierra, mamá me decía, que cuando era wawita, me hacían dormir en la chocita que fue muy bien hecha por papá, con ramas y hojas de eucalipto, ahí dormía en los tiempos de siembra y de cosecha.

En tus caminitos angostos ¡mi Quishí querido!

En tus subiditas y bajaditas, aún guardas las huellas de mis primeras pisadas infantiles, de la mano de papá y mamá, con las que sellamos nuestro pacto, de amistad eterna. La cuál nunca olvidaré.

Por tus faldas y caminitos, corría yo libre como el viento, fui muy feliz en tus brazos, mi viejo amigo; escuchando el trinar de los jilgueros y de las pichuchancas, así como el canto del pugú, del huanchaco, del zorzal, del chiwillo, de la paca paca, del yucyuc y muchas otras aves mas que se unían al coro celestial.

Mi mente se recrea al recordarte, mi corazón se goza en sus latidos y mi ser vibra de emoción, y me hace ver en mis recuerdos, mi imagen de niño, sentado en la pirca, que mi padre hizo para separar el huerto; ahí me veo, tratando de sacarle melodía a una quena, mientras con la mirada sigo el vuelo de las mariposas y el picaflor, que buscan el dulce néctar, de las rosas, malvas, azucenas y margaritas, que papá cultivó.

Y las aromas de yerbabuena, culantro, orégano, huacatay, yerba luisa, cedrón y muña, se mezclaban, refrescando el aire que inhalo.

Gratos momentos pasé, reposando bajo la sombra del manzano, saboreando sus frutos, mirando el cielo azul y oyendo el estruendo de las aguas, de tu pajcha (catarata pequeña) acompañado de mi fiel amigo, mi perrito Scooby.

Inolvidables son los momentos cuando se desataban las tormentas, que se iniciaba con una suave garúa, a veces con granizadas, para luego convertirse en una mangada; yo corría a refugiarme debajo de las plantas de nunumas, que nos daban sombra y crecen en abundancia al costado de tus caminos, mi Quishí querido.

 Agradable e inconfundible era a mi olfato, el olor a tierra húmeda que con la lluvia emanaban de tu suelo, y se mezclaba con el aroma de las hojas secas de eucalipto.

Ahí, bajo la nunuma estaba refugiado hasta que calme un poco la mangada, distrayendo mi mirada, con el desplazamiento del lachaj (familia pequeña de los batracios, de color, blanco y negro) que con sus crías en la espalda dando saltos se perdían entre las yerbas.

Las tardes de garúa y sol eran hermosas, traían como corolario dos multicolores arco iris surcando tus cielos.

¡¡ COMO NO AMARTE Y RECORDARTE, MI QUISHÍ QUERIDO !!

¡¡ SOY CORONGUINO SEÑORES !!



Fotografías: Juan Olivos Gonzales


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