En la inmensidad de los andes peruanos hay un hermoso valle alto andino, que esta acuartelada entre unas colinas verdes, los que la habitan lo llaman el Callahuaca, el San Cristóbal y el Llacllacán.
Estos, sus naturales guardianes
eternos que vigilan a la pequeña ciudad enclavada en este valle, tiene también un
pequeño rio que la cruza y que baja siempre en murmurantes voces casi imperceptibles,
escondidas entre los chungos, en hablares como en silencios, como para no
interrumpir los quehaceres de sus vecinos.
Esta pequeña ciudad casi acuartelada
en su ubicación andina, también deja contemplar al sur en la inmensidad de las
oscuras moles de los andes al pie del cielo serrano, a una última
piramidal cumbre nevada de la cordillera blanca, inamovible, estática, eterna,
en un inalcanzable tiempo infinito para ser contemplada siempre desde todos sus
rincones y caminos en el diario trajín de tus gentes.
Su urbe está cubierta en sus calles y
jirones con una infinidad de entretejidos chungos, trabajados por hábiles
artesanos con las piedras extraídas de su rio y que seguramente fueron rodadas desde sus orígenes en las alturas; es el añadido perfecto para el andar de
los suyos.
Su colonial diseño urbano de la
típica ciudad andina de siglos pasados, hecho por sus antiguos moradores, la muestran en sus bien distribuidas manzanas de casas tradicionales, serranas, en paredes de adobes y fachadas blancas con grandes portones en cepillados
maderos de tablones de eucalipto, extraídos de sus campiñas, en techados con tejados
rojizos, acabado dado por la cocción hecha en su fabricación para endurar sus revestimientos por sus artesanos, que dejan ver también
al paso del tiempo en la mayoría de ellos su cambio de color por la invasión
sufrida por los musgos que la pueblan y la cubren, haciendo de ellas, una
encantada atracción mágica para buscar siempre el retorno de los que se fueron
alguna vez por múltiples razones, pero que sus recuerdos vividos en sus suelos,
hacen que la vuelta de sus errantes hijos hacia ella, sea una peregrinación obligada
para acudir siempre a sus bondades.
En esta pequeña ciudad andina, las
bellezas de las mujeres resaltan aun en ropas de faena diaria a la vista y
sirven de inspiración inacabable para que los enamorados compositores, que
hacen en las letras de sus canciones hermosos poemas de amor, declamadas con
instrumentos musicales en alguna oscura noche bajo el balcón de la pretendida amada.
Cuantas veces se toma la decisión de
ir en busca de ella, por algún tímido pretendiente, después de brindar los humeantes
vasos de un cargado y caliente gro, bebida espirituosa que a veces despierta a
exponer las ocultas pretensiones amorosas, que su sufrida alma
esconde. No importa aun la integridad física, el saberse aún, que pueda haber
violentas reacciones del virulento padre que posee. La osadía de una juventud llena de ilusiones
amorosas sin límite lo arriesga todo, aun sabiendo que las bullas musicales de
en medio de la fría noche, despierten al furioso patriarca de casa de sus profundos
sueños y salga violentamente dispuesto a hacer justicia con sus manos y palos, ante los irreverentes mozalbetes que
interrumpieron su descanso.
Este pequeño pueblo perdido en los
andes tiene un 29 de junio como el día central de las fiestas patronales, que es su
tradición folclórica más sagrada en honor del patrón tutelar de su
religiosidad, el apóstol San Pedro. Ese día, un enjambre de sus hermosas pallas
pueblan tus principales calles en agitados tronares de macanas y cajas, de sonidos
inconfundibles salidos de las flautas de sus chirocos, que marcaran los
sincopados y rítmicos pasos de la danza femenina característica y que
en otros momentos de su historia folclórica también alcanzó la gloria de los cielos,
al ser elegida esta, en el más grande certamen de la belleza femenina a nivel internacional de la
Miss Mundo, como la vestimenta folclórica más bella del orbe, cuando la vistió y
exhibió la representante peruana en 1,982.
También ahora esta pequeña provincia andina tiene otro gran reconocimiento internacional entregado
por la ONU, a ella, como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, un galardonado acto
y hecho por la conservación del medio ambiente, pues la tradicional autoridad
de los "Jueces de Agua" en la administración de los recursos naturales trascendió
las fronteras y la ha lanzado a las vitrinas del mundo, como una antiquísima
tradición andina de ejemplo y respeto por la naturaleza nuestra, venida a menos en estos tiempos por las destructivas manos del poder irracional del hombre a la conservación de
la vida en nuestro planeta. En nombre de la prosperidad económica.
En este pequeño pueblo andino también cuando
llega el mes de octubre los Shajshas, danzantes guerreros, salen a las calles a
rendirle pleitesía a San Francisco de Asís el añamarino, esta su ancestral y
vigorosa danza guerrera recuerda a los indomables y primigenios hombres que la poblaron y evidencian ahora que no fueron fáciles de
avasallar.
En este pintoresco pueblo, en
diciembre en la navidad del niño Dios, es momento de sacar los guardapolvos
blancos de los baúles y buscar las mascaras y echarse a danzar al son de del
flautín y la vibrante tarola, junto a las pastoras y que seguramente más de uno
de los osados muchachitos que forman las cuadrillas de danzantes, las galantean
con ilusionados saltitos danzarines y voces impostadas para no ser reconocidos
y así no hacerse notar por ahora de los primeros palpitares amoriles que nacen
y que está allí, junto a ellas en busca de un primer beso de estreno vivencial
del despertar de la vida.
Por ultimo, en este generoso rincón del ande en la primera semana de enero, los nuevos Jueces de Aguas, toman posesión
de sus puestos de máxima autoridad administrativa de los recursos naturales hídricos
de la ciudad, que se encargaran entre otras tareas encomendadas también, en
organizar todo el calendario festivo anual de la ciudad y para iniciar sus estrenados mandos hará saber con el tradicional
tantanán retumbando en cada una de las esquinas requeridas, que se cita a todos
los hombres a realizar la tradicional “republica” que es como una especie de orden para realizar la limpieza de los principales acequias y represas de las aguas para
el regado de los sembríos. Las mujeres se encargarán de llevarles los almuerzos a todos los "republicanos" y al final de la tarea se volverán del brazo de
ellas en un acompañado baile de algarabía por la tarea cumplida.
Hoy en sus 78 años de fundación política como provincia, Corongo seguramente no habrá superado los muchos problemas que aun lo agobian, pero siempre habrá la esperanza de que algún día saldrá de ese
olvido en que se encuentra. Muchos hijos del ayer se fajaron por ti, como se fajan los de hoy y con las esperanzas de que también lo hagan
los del mañana, para alcanzar mejores metas.
Son nuestros mejores deseos por los que siempre te queremos y añoramos tierra bendita.
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