Partir de Lima para dirigirse a Corongo hoy, en que los tiempos de viaje hacia allá han cambiado en duración, transportes y rutas.
Hoy se puede partir inclusive en
avión hacia Chimbote en una hora de viaje o en bus-cama, en cinco horas también, y
de allí, hacia Corongo en cuatro horas u otra de Lima a Huaraz y de ahí en igual tiempo de viaje al destino.
Todos estos viajes de la capital
hacia el final del primer tramo, es ideal hacerlo, preferiblemente, en horas de
la noche, para amanecer en Chimbote o Huaraz, cómodamente en la mañana y partir de
ambas ciudades en las horas de la tarde partir hacia Corongo, en la tranquilidad de un
viaje algo más corto de duración y monotonía, contando para el segundo tramo con el servicio
final con los minibuses de la empresa de transportes “El Cerreñito”, que
estarán llegando en las primeras horas de la noche, al destino.
Es sabido que la ruta a trepar en
las alturas desde el rio Santa en él desvió sobre el puente Huarochiri, es
el inicio de la carretera que recorre la ruta hacia Corongo y Sihuas además de
la prolongación a las partes Nor-oriental del departamento de Ancash, esta, está, totalmente abandonado por las autoridades respectivas al no haber proveído de
la infraestructura necsesaria de conservación y mantenimiento para soportar el alto tráfico
de vehículos pesados que hoy esta sometido con profundos huecos en ella y grandes tramos sin
capa asfáltica que la cubra, aparte de los derrumbes de rocas y pierdas por
allí.
Urge llamar la atención de las
autoridades respectivas para su recuperación y transitabilidad factible y
acorde al reconocimiento de las trascendencias de las provincias que unen esta
ruta.
Hoy, también es una ruta minera de
alto tráfico de vehículos pesados y por lo tanto, debe ser reconocida como tal, por las empresas de ese sector productivo, que la usan para sacar sus minerales
y están en la obligación también ser parte de la solución de sus problemas por el deterioro de ella, por el uso y usufructo que hacen a diario de esta vía.
Volvamos a lo nuestro…
Llegamos a Corongo el 25 de junio
a eso de las ocho de la noche y ni bien bajados a del bus, nos dimos con la
sorpresa de que, esta, estaba, soportando unos fuertes vientos huracanados y que
al pasar estos violentos aires por entre los árboles de los eucaliptos que pueblan el Llacllacan y los
cerros colindantes, el viento ocasionaba un fuerte ruido de ramas algo
atemorizante, que inclusive en la ciudad durante nuestra primera noche se sentía a ratos el crujir de algunos techos
algo “descuidados” en su protección a las viviendas, pero sin mayores daños que
lamentar para la tranquilidad nerviosa de los preocupados por esta ocurrencia climática serrana.
El clima de Corongo y por lo
general en las alturas, se sabe, que al atardecer e inicio de las noches a los recién
“subidos” los fríos helados que se sienten se hacen insoportables, hasta ir acostumbrándose
poco a poco, a ellas.
El domingo 26 de junio estaba
programada el Festival Ecoturístico a las Lagunas de Pojoj 2022, nosotros que queríamos
participar en ella con la debida anticipación buscamos pasajes, como estamos
acostumbrados a hacer nuestras cosas, es decir, los buscamos desde Lima con los
contactos en los transportes que tenemos y no logramos concretizarlo porque nos
dijeron que no harían ese servicio, entonces proveímos que llegados a Corongo
lo haríamos realidad y en la misma noche del 25 nos pusimos a buscar movilidad, hasta que encontramos una, por lo cual aseguramos los asientos con el pago
respectivo por ese servicio, esperando confiados abordar el domingo 26 a las 10
de la mañana la combi contratada.
El domingo 26 nos acercamos a las
9 y 30 de la mañana para esperar subir a la combi de las 10 de la mañana de
partida como nos aseguraron seria.
Llegados nos dimos con la sorpresa que esta, estaba retrasada, y aun a esa
hora no había hecho el primer viaje, como nos aseguraron, haría, para nosotros poder subir luego en el segundo viaje.
Nos dijeron que la combi subiría haciendo
la primera vuelta a esa hora y que en “media hora volverían” por nosotros.
Estos señores y los que los
rodeaban a los que manejaban la combi, seguramente nos vieron con la cara de extraños
y que no conocíamos la zona.
No sabían estos “vivos”, que
estaban hablando con el que a Pojoj y la puna de Tuctubamba no había ido una
dos veces, sino en múltiples ocasiones y que conoce todas las ocurrencias que se
producen allí. Seguramente pensaron sorprendernos fácilmente por nuestras mostradas ilusiones
de subir nuevamente a Pojoj, al decirnos que volverían en“... media hora por ustedes".
Cancelamos ahí mismo el servicio
y pedimos que nos devuelvan lo pagado.
Según los comentarios de los
amigos que tenemos y de todos los que compartimos las querencias por Corongo,
esta vez, hubo fallas en el apoyo, por ejemplo, del transporte exclusivo que debió de haber para esa fecha importante, pese a que fue organizado con mucha anticipación
la movilidad requerida no estuvo a las alturas de las circunstancias que se preveían. Habría que tener cuidado para la próxima vez en necesidad de buscar una buena eficiencia, para atender todos los
requerimientos presentados.
Muchos no pudimos hacerlo como lo
hicimos en la primera organizada en octubre del 2021 pasado.
Creemos que si se quiere hacer
en las fechas de las fiestas de junio, esta, debe de ser mejor organizada
principalmente en el transporte para cumplir con todos los que quieran subir a
ver las nacientes del Rio Corongo.
Recuérdese que las empresas de
transporte interprovinciales que brindan servicios a Corongo, priorizan sus
buses para movilizar a los que llegan y luego se irán pasadas las fiestas, que
para ellos es más negocio cumplir con sus rutas de fiesta.
Como vimos a Corongo en cuanto a servicios…
Pacatqui con sus baños termales
es un primer punto de la ruta en las cercanías coronguinas a ser visitada para
disfrutar de un primero y relajante estadía viajera, de vuelta al terruño
amado.
Hay un buen hospedaje, un buen
restaurante y por su puesto unas buenas posas de aguas calientes salidas desde las
entrañas rocosas de los subsuelos, además de la piscina al aire libre atendidas
por la familia de Oshcar Armijo.
Los Baños termales de Aticara mejoro, hoy hay camerinos para poderse
cambiar la ropa, mejoro en algo su infraestructura alrededor de la piscina, pero
le falta que se construya bancas de cemento si es posible para sentarse
mientras uno se cambia allí.
Otra cosa que nos agradó con
mucha sorpresa es el emprendimiento hecho por la familia Tapia-Camacho junto a
la carretera, muy cerca al ingreso para ir a los baños, han puesto en su chacra un restaurante campestre, para el servicio de los que lleguen o salgan de los
baños de Aticara.
Después de dos años de la
pandemia, Corongo, se volvió a llenar de gentes, para disfrutar de sus fiestas
patronales, como siempre sucede tradicionalmente. Muchos de los llegados o en su
gran mayoría fue el ver a gente joven llenar las calles y plaza para
disfrutar de la tradición sanpedrana.
Según lo oído, la infraestructura
de hospedaje colapso y algunos de ellos estaban cobrando precios exorbitantes
por albergar al visitante extraño.
También los restaurantes tuvieron
que ingeniárselas para atender a todos los que llegaban a consumir sus menús
preparados, con comensales esperando parados a que desocupen alguna mesa para
instalarse en ellas a ser atendidos y si el menú voló, no habrá otra
alternativa que consumir el arroz chaufa que le ofrecen a uno, como única solución
a calmar el hambre por el momento.
Nosotros partimos la vuelta hacia Lima el día
30 de junio a las cinco y media de la mañana con la movilidad de Lalo Marreros junto a José Armijo, Alberto Velásquez y Lucho Zelaya un viaje salido en la oscuridad
de Corongo para ir amaneciendo por la Culebrilla charlando amenamente de
ocurrencias de los amigos y que a ratos nos carcajeábamos por los méritos propios de
los relatos oídos, que nos divertían sobremanera al escucharlos.
Llegamos a Vinzos y tal como lo teníamos
planificado desayunar allí, nos fuimos en busca de una buena causa en un
restaurante que Lalo conocía y garantizaba que quedaríamos satisfechos al final
de habernos comido una. Como en efecto fue. No hubo un comentario adverso. Estuvo
bien preparada, con sus yucas arenosas muy agradables.
Muy recomendable para todo aquel
que alguna vez haya sido decepcionado de una de esas que hay a montones en el
camino, cuando se experimento que no estuvo del agrado requerido, en alguna vez.
Seguimos de viaje, pasamos
Chimbote y a eso de la una de la tarde estuvimos en Huarmey. José Armijo que
vive y trabaja en EEUU, pidió buscar un restaurante de comida criolla para
saborear “por última vez” de, él, momento de nuestra comida criolla, pues al día
siguiente viajaría al extranjero, según dijo y no saber hasta cuando volvería a
disfrutar de nuestra comida.
Averiguamos en el medio de la
ciudad por algún restaurante recomendado y nos dieron un buen dato, para ir en
busca de una cevichería conocida allí, al cual llegamos y después del consumo
hecho nadie reclamo nada. Todos quedamos satisfechos por lo consumido.
Llegamos a Lima al promediar las
cinco de la tarde y allí termino, por ahora, nuestro corto y feliz viaje de
junio a Corongo.
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