MOTIVOS CORONGUINOS

EL PUENTE

Desde las frías punas de Tuctubamba, baja el agua espumosa del Rio Corongo. Cruza la ciudad, dividiéndolo en dos partes, pasan las aguas cantando entre piedras blancas y azules. Este rio pasa bajo un hermoso puente de cal y canto de dos arcos. ¡Hay que ver como en marzo lluvioso las aguas ennegrecidas por la creciente se rompen furiosas en los estribos del puente!. Se diría que estos estribos son proas de barcos petrificados y anclados para una eternidad.
Este puente une tres barrios de la ciudad: Chopimarca con Cayarina y Malambo. Y precisamente es el único puente. Para cortar camino muchos pasan por el rio, saltando de piedra en piedra. Pero, muchos han mojado calzados y pantalones para distracción de los transeúntes. Todas las calles que desembocan al rio no tienen solución de continuidad.
El piso de esta obra es un primoroso empedrado con piedras azules y blancas en una combinación de rectángulos. Repito, al cruzar el puente siempre se mira al lado sur. A ambas orillas las muchachas lavan ropa. ¡Este es el atractivo! Rápidamente te surge las letras de un antiguo huayno:

“Paso rio, paso puente
Siempre te encuentro lavando”


Esta obra es orgullo del pueblo coronguino, es materialización de la “república” como una resurrección de los trabajos colectivos de la época incaica. Fatalmente se ha olvidado el nombre del técnico o Ingeniero que dirigió los trabajos, La obra es inmejorable.
Cuenta la tradición que las solteras donaban cantaros de chicha. Las viudas, veinticinco huevos para la mezcla con la cal. El pueblo ponía energía y entusiasmo. Las piedras labradas para la obra, las condujeron desde las ruinas preincaicas de Coronguimarca y Clarín Irca.
En una piedra rectangular, incrustada en el parámetro del lado sur, reza lo siguiente:
“El día 8 de Mayo de 1860 se comenzó esta obra y concluyó el 27 de Octubre de 1861”.
Desde el puente el panorama que abarca la visión es imponente, sugestivo. Se divisan las lejanas montañas azuladas que forman el Callejón de Huaylas: la cordillera blanca y negra, entonces dan ganas de cantar:

“Cordillera blanca, cordillera negra;
ambas cordilleras tienen sus ramales”


Luego la visión fija en la blancura impoluta de la cumbre elevada del Champará que deslumbra en un fondo azul de cielo. En las faldas de la cumbre andina “Condorhuasi”, un escudo natural se dibuja nítidamente como eterno símbolo de peruanidad.Mientras se contemplan estos regalos de natura, las aguas pasando bajo los dos arcos del puente, cantando entre piedras blancas y azules nos parece escuchar la canción de tiempo que se va.




MARIA JUANA

En el ángulo norte de la plaza, formados por los jirones Mariscal Ramón castilla y Huaraz, entre la tienda de “Tubita” y el correo, levanta su silueta de pequeña y robusta campesina, la que constituye una fuente ornamental que el pueblo ha bautizado “María Juana”.

Es una talla de granito de tipo, vulgarmente denominado “ala de mosca”· Representa una mujer campesina regordita y baja de estatura. El rostro amorosamente volteado hacia la izquierda, parece mirar muy insinuante a la tienda de “Tubita” Zelaya, pero “Tubita” se hace del rogar. Entre los rollizos brazos sostiene un pato.

Esta hecha de una roca que, en medio del rio Corongo, acariciaba las aguas diariamente. Un día, paso por allí el “picapedrero” Mañu Izaguirre, “echo ojo”. Era un material excelente para plasmar una inspiración que bullía en su mente. Por fin un día del año 1891 se inauguró esta obra de ornato público.
Entonces, el agua manaba por el piso del patio. El líquido fluía convertido en un chorro de agua. Arremolinaba en la taza pétrea y volvía a juntarse con el agua hermana del rio.
El día de la inauguración de esta fuente, dos mujeres: María una y Juana la otra, ingresaron a la cárcel publica; convictas y confesas de cometer un crimen horrendo que impresionó al pueblo de Corongo. Para recordar los nombres de estas mujeres asesinas y pasarlas a una posteridad muy negra, bautizo el pueblo a la fuente con los dos nombres. Desde entonces la fuente se denomina: “MARIA JUANA”. ¡Triste síntesis recordatoria de un crimen horrible, cometido en un pueblo lejano a Corongo!.
La agudeza popular recomienda como primera amada al forastero que visita Corongo por primera vez a la ya famosa “Señorita María Juana”. Mas de un visitante ha sufrido la mofa de los coronguinos por preguntar: ¿En que calle vive la señorita María Juana?.
Naturalmente el viajero, llega con la idea puesta de conseguir una coronguina. Pero se equivoca. Por algo, hay un huayno, cuyas letras dicen:

“El molino de Filomeno
demora mucho para moler,
así lo mismo las coronguinas
demoran mucho para querer”

Y hace muchísimos años que los muchachos mojaban la cabeza en el chorro de agua de la fuente. Las muchachas, ya no caminaban hacia el rio para traer agua, ahora “María Juana” no da ni agua ni amor…
(Articulos publicados en Junio de 1955 por el Prof. Julio Collazos R. en la Revista "Corongo, Antorcha de su Juventud")

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